Para Adolfo Hitler, el peligro de traición política y sabotaje jamás se disipo. Aún así su más íntimo colaborador, Heinrich Himmler, tenia preparada una arma contra el Führer. Un arma tan potencialmente devastadora, como la bala de un asesino. Se trataba de un expediente sobre la vida secreta de Hitler: el registro de su extraña vida sexual y de sus comunes prácticas sádicas que podría destruir su imagen pública de dedicación y pureza tan celosamente nutrida. Sin embargo, Himmler, aprovechando su posición de confidente del Führer, recopiló durante años el material presentado en esta obra, para utilizarlo en su contra en el momento oportuno: después de la guerra.