Un emperador Azteca todopoderoso, un conquistador Español implacable, inquisidores fanáticos, capitanes sedientos de oro y sangre, vistos por los ojos de una mujer india condenada a amar y odiar simultaneamente a las dos razas que la oprimían. Los misioneros e inquisidores pervirtieron el evangelio que predicaban y lo trasformaron en un instrumento de tortura y matanza.