En vez de pensar en entrar a “la tercera edad”, ¿qué tal si pensamos en que es el tercer acto de nuestra vida? En vez de una etapa de decrepitud, puede ser una de mayor visión, mayor paz interior, mayor contentamiento. En vez de un arco en descenso, puede ser una escalera de crecimiento, sobre todo si caminamos de la mano de Dios. Acompáñame para crecer juntas con estas reflexiones y tips.
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